El
sentimiento de inseguridad, la falta de confianza en que todo estará bien, la
perspectiva de carencias crecientes, propias de las crisis actuales del
sistema, no contribuyen en nada a sentirse feliz. Decir a una persona en estas
circunstancias: “no importa, puedes ser feliz aún en medio de la más calamitosa
crisis”, puede parecer cínico. Pero, en realidad, no puede descartarse que aún
en tales circunstancias se pueda y se deba mantener la paz interior, la alegría
y la esperanza; pues si no hay los factores anteriormente mencionados todo
estará perdido.
Porque
claro está que siempre es vano el conturbarse, pues nunca sirve para ningún provecho.
Y así, aunque todo se acabe y se hunda y todas las cosas sucedan sean adversas,
es vano perturbarse, pues por eso antes se dañan más en lugar de remediarse. Llevarlo todo de forma tranquila y pacífica,
no sólo hace aprovechar al alma para muchos bienes, sino también para que en
esas mismas adversidades se acierte mejor a juzgar de ellas y ponerles el
remedio conveniente. Es
una reflexión racionalmente exacta, Pero emocionalmente nos parece imposible,
incluso algo anormal. Si todo se hunde, si todo sucede al revés y es adverso,
¿cómo quiere usted que yo ande tranquilo y en paz? La respuesta es de una
fuerza aplastante: porque si te perturbas no remedias nada solo te haces mal a
ti mismo, en cambio si permaneces tranquilo, en paz, no te harás daño a ti
mismo, tendrás todos tus recursos mentales dispuestos a juzgar mejor y buscar
remedio.
Sin
recursos suficientes para atender a las necesidades básicas, alimentación,
salud, trabajo, y todas las demás cosas que dependen de ellas, afirmo que no se
puede estar feliz. Nadie le va a negar su derecho a pensar lo que estime mejor.
Pero, sin dudas, podemos razonar. En otra parte hemos hecho una distinción
puntual entre contento y felicidad. Vimos que eran dos realidades distintas y
separables. En la situación descrita se puede admitir que no se puede estar
contento, pero no se puede excluir por eso que se pueda ser feliz. Ciertamente
con hambre no se está contento, pero se puede estar feliz. Porque La felicidad
es una propiedad esencial del espíritu humano y puede y debe ser separada de
toda contingencia. Existe realmente una fuerza misteriosa en el espíritu humano
que se despliega en las situaciones más difíciles cuando el individuo permanece
unificado en su interior, tranquilo y en paz. En esta disposición la persona
cuenta abiertamente con todos sus recursos y fuerzas creativas para enfrentar
la crisis. Se sale de las crisis económicas. Quizá sea verdad que en ellas
muchas personas pierden sus “status” y se ven desplazadas hacia posiciones
inferiores. Es tan cierto como que otras personas hacen lo contrario y mejoran
su posición, pero solo mejoran quienes lograr tener una paz interior y
tranquilidad frente a la crisis.
Dicen
y debe ser verdad, que cuando una puerta se cierra, se abre una ventana en
algún otro sitio. Quien permanezca llorando frente a la puerta cerrada se priva
de ver esa ventana abierta en algún otro lugar. Así, pues se pensamos que
también se puede ser feliz en medio de una crisis mundial, por más que aquellos
que se sientan más afectados deban realizar un esfuerzo superior, ya que las
“ayudas” materiales comienzan a faltar y la imagen de la pobreza se acerque de
modo amenazador. Lo definitivo será mantenerse tranquilo, con paz, ante las
situaciones. Quizá se pueda por medio de la crisis crear un mejor y definitivo
sistema social.
Esa
gran clase media de tantos países más o menos desarrollados es seriamente
afectada en las crisis, sus cimientos son sacudidos con violencia. Quizá sirva
para que descubran que en este orden económico mundial, ellos, la clase media,
que son los productores, y vienen a ser explotados sin piedad, mientras que
invisibles minorías se enriquecen sin medida con la riqueza que ellos producen.
Sería muy bueno que este descubrimiento se diera y la humanidad decidiera implantar
un nuevo orden social en el que todos estuvieran seguros porque todos eran
igualmente ricos. Entonces quizá fuera feliz pasar por estas crisis. Acertar a
pensar mejor de este orden socio-económico en crisis es el gran reto. Y buscar
su remedio es lo que la humanidad debe hacer pues si el sistema actual perdura
siempre pasara por crisis e inequidad. Podría ser muy feliz a quien participa
en la búsqueda de este nuevo sistema social.
El
fundamento del presente orden es la obtención de ganancias en las actividades
económicas, con la singularidad de que esas ganancias pasan a muy pocas manos
en gran cantidad, y a muchas manos, las que las produjeron, en muy poca
cantidad. Así la humanidad queda necesariamente dividida en pocos ricos, muy
ricos, y muchos pobres, a veces muy pobres, que fueron los que produjeron las
riquezas con su trabajo. De forma muy curiosa, las crisis económicas las
originan los muy ricos, que son muy pocos, y las sufren muchos, sobre todo, los
que son muy pobres. Caer en la cuenta de que puede ser de otro modo, sería ya
muy útil para lograr un mejor sistema social, pero para esto se necesita una
paz interior que permita plantearnos varias soluciones posibles.
La humanidad ha
sobrevivido por miles de años en sistemas de explotación, cada vez más
sofisticados, que los interesados han convertido en mitos; ahora sería una
buena ocasión para levantarse contra esos mitos y proclamar que otro mundo
mejor es posible. Esto será posible si una sociedad que aprende a ser feliz sin importar las adversidades por las
pase. Un mundo en que se proclame que solo es bueno lo que es bueno para todos
sin excepción alguna, sería un mundo mejor que este en que lo bueno es solo
para muy pocos. Pero la esperanza es escasa, porque esos muy pocos son los
dueños de todo, desde las televisoras hasta las cárceles, desde los sillones en
los senados hasta las ametralladoras. ¿Qué podrá hacer el pobre? Tal vez no
tenga nada material pero si tiene amor, paz interior y felicidad podrá influir
en muchos para que se den los primeros pasos para mejorar este mundo.
Si logramos
desarrollar armonía en medio del más grande caos podremos hallar lo necesario
para mejorar las cosas, si como sociedad aprendemos a conservar la calma y a
desarrollar la paz interior no habrá nada que nos impida lograr un mejor
sistema social, pues sabremos dar una respuesta contundente a cualquier adversidad.
ENTRADA REALIZADA CON AYUDA DE http://carmelo16.blogspot.com/
estic d'acord amb aquest contingut. Hem de ser capaços de trobar una fórmula que equilibri aquesta desproporció entre pocs rics i molts pobres. Penso que canviar la manera de pensar de les persones és vital, de fet els que hem estat tots aquests anys treballant l'ecologia emocional i l'autoestima les vicisituds de la vida es porten molt millor. Treballem els valors socials i espirituals i el món canviarà. Segur. Des de la mes tendra infantesa.
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