El
amor de padres es fundamental para que todo niño desarrolle su ser, sin embargo
los padres deben ser conscientes de que hay un amor bueno y un amor malo; el
amor bueno es el que va acompañado de educación integral, responsabilidad,
disciplina y justicia, el amor malo está acompañado de sumisión, consentimiento
excesivo y negligencia o en pocas palabras el que malcría a los hijos.
El
amor de un padre hacia su hijo no debe ser uno que consienta los malos actos de
su hijo, ni mucho menos uno que le haga sentir al niño que él es el centro del
mundo y que por ello puede estar encima de otros, la sumisión de un padre hacia
su hijo es lo que más acercara a ese ser a ser un criminal y a tener problemas psicológicos
como la falta de autoestima, la necesidad de que a toda hora le presten atención,
entre otros.
Muchas
veces los padres piensan que por el corregir un mal acto de sus hijos cometen
un error, y con ello están equivocados, pues el padre como principal educador
de sus hijos, debe inculcarle valores fundamentales como el respeto, la
responsabilidad, la disciplina y demás, un padre debe amar a sus hijos, pero
amarlos no es hacer todo por ellos o evitar que respondan por sus
responsabilidades, amar a sus hijos es corregirlos cuando hagan las cosas mal.
Sin
duda alguna de las personas más culpables que hay en esta sociedad de los altos
niveles de delincuencia y del gran número de personas con problemas mentales,
son los padres sobreprotectores, pues estos padres gracias a la mala educación
que le dieron a sus hijos, muchas veces los convierten es unos totales inútiles,
que sufrirán mucho en su vida pues si llegan a ser personas de bien será por
que otros hagan el papel que sus padres no hicieron, y si tienen peor suerte su
mala crianza los hará cometer miles de crímenes que les genere más y más
problemas en la sociedad hasta que tenga el rechazo de toda la comunidad y ni
hablar de los problemas mentales que tendrá.
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