Estamos
hoy en una sociedad metódica, una sociedad en donde todo tiene un paradigma que
las personas más acostumbradas a esta sociedad enferma siempre hacen cumplir, a
veces esos paradigmas quizás traigan orden y eviten estragos, pero otras veces
solo traen injusticias, mediocridad y una represión injustificada por todo lo
que es nuevo; Hoy sin duda alguna esta sociedad llena de paradigmas limitantes,
no es libre por una fuerza represora, sino por los límites que se auto-pone con
esos paradigmas.
La
libertad es lo que impulsa a la renovación, a la mejora constante, a la
integridad; la libertad puede mejorar la sociedad de forma real, los paradigmas
limitantes no, ¿porque? sencillamente porque la persona que se auto-pone límites
jamás podrá alcanzar sus metas, así como la sociedad que auto-limite su talento
humano jamás podrá generar soluciones a sus problemas, innovación y mucho menos
un desarrollo sostenible.
En
cuestión de talento humano como personas debemos tener algo claro, ¡si una
persona está haciendo un buen trabajo, no es útil decirle que cambie su forma
de hacer las cosas!, esto todo buen gerente, profesor y amigo debería
aplicarlo, así en lugar de limitar inconscientemente a alguien, le ha de
permitir su libre desarrollo, con esto está generando personas más útiles para
la sociedad y no personas resignadas o
mediocres porque pensaron que sus propios métodos no eran los correctos.
Las
personas desarrollan su inteligencia, responsabilidad e integridad; explorando
de forma libre para con ello descubran su vocación y con ello ser felices en lo
que hacen, los paradigmas limitantes impiden esto y con sigo generan que
quienes los siguen sean personas mediocres, infelices y resignadas; Por ello la
única forma de tener una mejor vida y contribuir a una mejor sociedad es evitar
ser esa persona que actúa en base a los paradigmas limitantes, en lugar de eso
ser de esas personas que desarrollan su trabajo de forma autónoma, que cada día
dan lo mejor de sí mismas y que respetan también el libre desarrollo de las demás
personas.
Ese fue mi defecto de toda la vida, nunca me sentí bien que alguien con un cerebro más estrecho que el mío me dijera lo que tenía que hacer. Pero cuando encontré a alguien que me pudo enseñar algo le saqué el mayor provecho posible
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