Si algo se necesita saber hacer en la sociedad para que exista orden y se transfiera conocimientos es el dar una orden o influir autoridad, lamentablemente este arte de mandar a través de toda la historia de la humanidad se ha realizado con soberbia y sin pedagogía por parte de la mayoría de personas, lo cual ha creado una cultura de resentimiento y odio por la autoridad.
Puede que muchos digan que lo peor que puede sucederle a un ser humano es tener que acatar ordenes de un superior o un guía, pero lamentablemente esto es necesario debido a que un educador necesita influir autoridad a su aprendiz para que este lo escuche o un empleador para que su empleado cumpla su deber, no es malo el recibir ordenes, toda persona en algún momento de su vida tiene que recibir ordenes, pues hasta quienes quieren tener un trabajo independiente o un sistema de negocios y quienes llegan a una presidencia necesitan aprender de otros para lograrlo.
Dar una orden es algo muy complicado pues si se es muy blando al momento de darla lo mas fijo que se desacate y si se da con mucha autoridad se genera resentimientos en los que reciben la orden; igual pasa con un profesor, un profesor que no muestre autoridad terminan sin que le presten atención, Por ello como en muchas cosas el equilibrio es la clave, lograr una equilibrio entre hablar con autoridad y de forma amistosa es una cualidad de los mejores educadores o gerentes.
En cuestión de dar o recibir ordenes, todos necesitan estar en ambos papeles para así entender que en ambos se requiere mucha responsabilidad y actuar de la mejor forma posible para evitar malos entendidos y lograr que se den las cosas de forma eficaz, solo cuando las personas aprendan la importancia de ser corteses con quienes reciben ordenes de su parte y al tiempo sepan explicarles la importancia de que estas de acaten, el arte de saber mandar, generara sinergia y no tensiones, conflictos y deseo por una anarquía sin responsabilidad.
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