Antiguamente y aun en nuestros
tiempo aunque ya sin la misma fuerza que antes tenía, la religión ha sido una
herramienta para todo gobernante, una herramienta lastimosamente mala pues abre
el camino a la dictadura y a la degradación total del estado, por ello es
inviable que cualquier creencia pro religiosa sea la base de un estado, pues
esto es la base de toda represión a aquello que difiere al sistema impuesto.
Sin embargo hay que aclarar
algo: hay algo que si bien tiene que ver con la religión vale aclarar que es
algo independiente y necesario para toda persona, la cultura y la
espiritualidad; Sin estas dos virtudes el ser carece de paz interior, y con
ello de moral, respeto, tolerancia y muchos otros valores necesarios para que
tenga un buena vida para sí mismo y útil para el resto de esta sociedad
(especialmente en estos días que está llena de decadencia total).
Hoy en la decadente democracia
y demás sistemas sociales, la política parece que cada día quiere adsorber
cualquier esencia humana con el fin de hacerlas dependientes a la misma, con
ello acabando con toda autonomía cultural y espiritual ante la política, cuando
esto sucede; cuando toda religión, toda cultura, todo deseo de libertad,
dependen de la política la corrupción se apodera de estos ideales, puesto que
la política así como la religión si no tiene algo por encima de la misma se
corrompe hasta ser la mayor decadencia y podrición de cualquier sociedad.
Tanto la religión como la política
deben tener algo por encima de las mismas, la cultura y espiritualidad de cada
quien deben estar por encimas de sus creencias de carácter religioso y
afinaciones políticas, es así como esta persona podrá pensar por sí misma,
entender y tolerar por qué otros actúan distinto, ser capaz de acertar sus
errores, ser autónomo y gozar de una moral que lo libere del infierno en que
caen los que venden su ser por bienes que aparentar gran valor pero que carecen
de toda importancia.
En esta sociedad moderna, así
mismo la cultura y la espiritualidad de las personas deben estar por encima de
cualquier rama política, pues si la política depende de la cultura libre y de
la espiritualidad que genera paz interior, la política por más que tienda hacia
la corrupción no se degradara, pues cuando el ser culto, espiritual y libre está
por encima del ser con gran influencia política o religiosa pero esclavo de la
codicia, la sociedad se abre hacia una cultura libre, respetuosa y pacifica; No
impuesta por fuerzas tiránicas sino lograda porque cada quien goce del poder
ser un ser único que no requiera de imponer sus caprichos a otros para ser
feliz.
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