Toda persona por naturaleza está llena de defectos y virtudes, estos últimos casi siempre nos hacen pasar por malos momentos, pero más allá de lo que estos hacen sobre nosotros, los malos momentos que pasamos con ellos es culpa solamente nuestra.
Es normal que tratemos de ocultar nuestras debilidades, entre menos las conozcan nuestros enemigos mejor, no solo eso hay que tratar en lo posible de acabar con esas debilidades, pero para hacer de nuestras debilidades fortalezas necesitamos hacer algo que para mucho en primera instancia es muy dificil, y eso es aceptarlas.
Los defectos que más nos perjudican son los que no aceptamos, cuando no aceptamos una realidad el miedo que le tenemos a esta aumenta mas y mas, haciéndonos débiles ante ella y no por culpa de la misma o del mundo exterior, sino sólo por nuestra propia cobardía.
Aceptar nuestros defectos no solamente es clave para que nadie pueda usarlos en nuestra contra, aceptarlos es clave para estar en paz con nosotros mismos, solo nosotros somos los que perdemos cuando nos acomplejamos por nuestros defectos, a veces la fortaleza de una persona no está en sus fortalezas sino en el saber aceptar, dominar y mejorar sus defectos.
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