Los seres humanos podríamos
dividirnos en dos grupos, aquellas personas que tienen deseos de superación y
se mantienen enfocadas en los mismos, y las personas que solo se dedican a
criticar y juzgar sin jamás intentar algo nuevo, normalmente mientras los primeros
construyen los segundos destruyen, mientras los primeros son progreso los
segundos son atraso, pero quizá ambas partes tengan las mismas inspiraciones en
común.
Todos los deseos negativos
(codicia, envidia, avaricia, celos o ira) no son más que los deseos positivos
frustrados, son inspirados por alguna forma de derrota, fracaso o rechazo,
muchas de las personas que en la actualidad son dominados por deseos como la
envidia y los celos en un pasado fueron personas que tenían metas, pero no
dieron con buenos mentores y en lugar de eso dieron con personas que mataron
sus sueños, personas que nos les enseñaron a persistir después de la derrota y
que en lugar de eso les dijeron que no podían hacer nada bien, personas que son
unos fracasados y que desean rodearse de fracasados para no sentirse como los
miserables que son.
Lo más sano es no oír a las
personas que no tienen nada bueno que decir, si una persona te insta a
renunciar, a quedarte con el fracaso y a creerte víctima del mundo, huye de esa
persona pues te hará más daño que cualquier delincuente con que te topes,
cuando una persona no tiene deseos positivos su mente se tiende a llenar de
pensamientos negativos, porque nuestra naturaleza es mantener nuestra mente
enfocada en pensamientos que se transforman en deseos ya sean positivos o
negativos, somos el resultado de lo que pensamos, por ende si queremos evitar
ser personas sin propósito que solo vivan criticando a otros, nos es necesario
evitar pensar de forma negativa.
El problema nunca será fracasar,
ser derrotado o rechazado, el problema es quedarse ahí y no volverse a
levantar, el fracaso es temporal, el fracaso solo es una base para el
aprendizaje necesario para realizar las cosas bien, el problema de aquellos
envidiosos, codiciosos o iracundos, es que ven el fracaso con algo eterno y no
soportan la idea de que otros logren lo que ellos no pudieron. Está en cada
quien superar los fracasos o dejarse ganar de los mismos.
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