Si algo puede ser grato
en una lucha política y social, es lograr pasar de una oposición minoritaria a
una mayoría que logre ejecutar sus proyectos; Sin embargo la misma historia
humana ha demostrado muchas veces que las minorías que tenían buenos actos e intenciones
cuando llegan a ser mayorías terminan siendo igual de nefastas a las que se les
anteponían en el pasado.
En el transcurso de la
historia toda idea con fin de mejorar las condiciones sociales, al principio parecía
buena, pero luego al ser mayoritaria se degrado, esto duélale a quien le duela
es una verdad lamentablemente irrefutable en la historia humana; Esto paso con
el cristianismo, con el comunismo, con la democracia, con el socialismo, con el
neoliberalismo y miles de ideas políticas, religiosas y sociales.
Es por ello que
aquellos que logren la mitad en todo camino a ser parte de la historia, que es
el pasar de una minoría a una mayoría con el poder de ejecutar sus planes, si
no quieren ser otra parte de la degradación social humana, deben hacer un pausa
y reflexionar, reflexionar muy detalladamente puesto que solo así podrán ir con
precaución hacia la realización de sus buenas intenciones, procurando no
repetir los errores de sus antecesores.
Una buena reflexión que
vale la pena hacer, es mirar como las masas se comportan cuando siguen
fielmente un ideal, como muchas veces anteponen su ideal ante las demás
cuestiones de su vida, como el factor humano de la unidad social bajo una ideología
sea de carácter social o religioso, cuando llega a los extremos es perjudicial,
perjudicial a tal punto que termina privando de la libertad a esos seguidores
que irónicamente piensan que la están defendiendo; Quizás el mayor colapso de
toda buena intención de toda ideología es cuando quienes la apoyan dejan de
apoyarla con un sentido autónomo, consciente y crítico, para apoyarla de forma fanática
y radical.
Las mayorías se
degeneran cuando sus líderes se corrompen y cuando sus seguidores se hacen fanáticos,
por ello quien tenga un buen ideal, quien tenga buenas intenciones, si quiere
de verdad ayudar a su sociedad, no debe dar a conocer su ideal de forma
totalitaria o irreprochable, debe compartir su ideal pero a la vez invitar a
sus simpatizantes, a pensar por sí mismos, a tener un sentido crítico de todo,
a que trabajen por lo que desean sin que esperen que un ideal les solucionara
todos los problemas de su vida, a que luchen y amen su libertad.
Quizás el día en el que
las mayorías sean conscientes y piensen por sí mismas, no terminaran siendo un
desastre, pero mientras no sea así toda mayoría sin importar sus ideales, está
condenada a la decadencia, la mediocridad, y a la estupidez que no les permitirá
aprovechar debidamente algún poder.
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