No siempre los libros más gordos
son los que contienen la mejor información, algunas veces muchas de sus páginas
no son más que físico relleno inservible, así mismo ocurre con los discursos ya
sean de políticos, vendedores, educadores o demás personas que recurran a la
palabra para promover sus ideas y productos, no siempre quienes más hablan son
las personas más confiables.
Una persona que tiene un buen
producto o idea no necesita de tantas palabras para saber comunicar
adecuadamente su mensaje, una buena idea se puede explicar mucho más fácil que
una mala idea, las malas ideas así como los malos productos requieren de mucho
rodeo y relleno para poderse ofrecer, en cambio algo que sea bueno no requiere
de palabrería para demostrar que tiene buenas cualidades.
Los seres humanos preferimos los
mensajes cortos y directos que aquellos cargados de información basura, cuando
se ofrece algo con un discurso bastante extenso los más probable es que el
oyente termine olvidando toda la información de manera inmediata, entonces si
tenemos una buena idea, evitemos darle rodeos y procuremos que la podamos
explicar de la forma más breve posible.
Desconfía de aquellas personas
que dan muchos rodeos porque así como algunos novatos no saben expresar u
ofrecer lo que tienen y recurren a la palabrería, hay otras personas que solo
tienen malas intenciones, ya sea un político populista, un vendedor deshonesto
o un embustero, lo más probable es que estas personas recurran a palabras
dulces en discursos largos para engañar incautos.
A buen entendedor pocas palabras,
aprende a ir al grano, aprende a tomar la información necesaria y descartar la
inservible, evita oír mucho a quienes hablan de mas, así la palabrería no será
un problema para ti.
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